Una historia real, igual a la de muchos otros más que les tocó vivir el aldo más injusto de la realidad. A la buena de Dios, sabiendo superar la situación, de no poder tener la vida que te muestran por televisión. El techo con agujeros, la lluvia traspasó, mojando el rincón donde duerme el bebé; jefe de familia le deja su lugar, y con sueño igual se levanta. Otra noche llegó a la luz de la vela que asustó, haciendo sombra de moustros malos, al varoncito de dos. Y sigue el padre queriendo trabajar, integro al andar, la suya no es robar, busca hasta que alcanza, quiere ganarse el pan, pura dignidad. Talento, sueños y más, esperan en algún lugar, anhelando ese tren que a tiempo les pueda traer una oportunidad de ser.